Actualmente, ella participa en el programa de entretenimiento “Se
Vale” al lado de Raúl Magaña y que se transmite por canal 4 de
lunes a viernes, poco antes de las 10:00 horas.
Asimismo, Guillermo Capetillo le informó que ya está bien de un
problema en la rodilla y que para el 2010, el productor Nicandro
Díaz lo invitó a participar en su próxima telenovela
En sus inicios sufrió por culpa del éxito. No sabía cómo manejar su vida ni su carrera. Cayó en las drogas, pero logró salir.Vivir detrás de las cámaras de televisión, las luces y los reflectores, no es cosa fácil. Muchos artistas de antaño anhelaban que la gente se les acercara para darles autógrafos o besos, pero Guillermo Capetillo, actor, cantante y torero mexicano no supo cómo sobrellevar esa situación.
Desde niño le gustaron los toros y gracias a su padre Manuel Capetillo quien también es actor, torero e incluso, escritor, llegó a...
...consagrarse como una de las figuras más importantes de la fiesta taurina para después participar en las principales plazas de toros de México y España.
Pero, su suerte no quedaría ahí, pues también optó por dedicarse al mundo de la farándula, cosa que no le gustó mucho en sus inicios. Gracias a Los ricos también lloran, telenovela que grabó en el año 1979 al lado de Verónica Castro, supo lo que era ser actor y ser acosado por sus fans a donde quiera que iba. Supo también, lo que era perder su privacidad y su libertad. Los vicios
se hicieron presentes y el mismo confiesa que probó las drogas y el alcohol, pero gracias a Dios sólo quedó ahí, en una sola prueba, que de haberse prolongado, hoy no estaría con nosotros.
Muchos artistas han vivido terribles experiencias en su vida personal cuando conocen la fama. Esa fama que a algunos llega a enfermar y a provocar resentimientos, angustias y miedos.
Guillermo Capetillo actor de la telenovela Pablo y Andrea, se sinceró y nos habló de su juventud, de aquella etapa de lujos, de acosos, de mujeres, de éxito y de drogas, pues desgraciadamente las llegó a probar, “lo hacía para sentirme bien”, afirma, pero se dio cuenta que no lo llevarían a algo
bueno... “De haber seguido en eso ya estaría muerto”.
bueno... “De haber seguido en eso ya estaría muerto”.
“Soy una gente de rancho y de campo y me dediqué a ser torero, a los discos y a la televisión pero fui víctima de la fama; nadie te enseña a ser famoso ni mucho menos te dicen si lo vas a ser o no. En mi caso, fue al segundo capítulo al aire de la telenovela Los ricos también lloran. Salía a la calle y todo el mundo me miraba mientras yo volteaba hacia atrás, preguntándome a quién
veían y no llegaba a entender que era a mí. La fama me llegó en un instante inmediato y en una forma tremendamente fuerte y me creó un conflicto muy grande. Antes salía a todas partes como cualquiera, pero cambió mi vida radicalmente. Al principio me quise encerrar, no quería ni salir a la calle; me daba terror por las actitudes fanáticas de la gente”. A pesar del fuerte ritmo de trabajo y el acoso inmediato de los fans, Guillermo de 47 años se enfrentó a muchos problemas que lo orillaron a perder los pies sobre la tierra. Necesitaba ayuda, pero no había quien se la diera, pues a veces no tenía tiempo ni para comer ni mucho menos para dormir.
“A donde quiera que iba era lo mismo. Cuando no conoces este tipo de vida te crea muchos problemas y no lo entiendes porque no hay ni tiempo para reflexionar o para que te den una terapia o te echen la mano. Necesitaba consejos, ayuda y por lo mismo, llegué a perder los pies sobre la tierra. Me sentía Súper man y el hombre al que no le pasa nada y que podía hacerlo todo. Me hacia falta alguien que me ubicara, pero era difícil porque mi familia también se dedicaba a lo mismo”.
Debido a estos problemas los vicios llegaron a su vida y aunque admite no llegó a ser un fármaco dependiente, lo hacía para sentirse bien. “Así fue como los vicios llegaron y hoy le puedo
decir a Dios ‘gracias’ porque no le seguí. Sí las probé, pero no me gustaron. De haber tenido una adicción ahorita ya estuviera muerto por la intensidad y problemática existencial que vivía.
Probé las drogas normales como la cocaína, la mariguana y el alcohol. Sabía que existían más cosas pero no me llamaban la atención, porque mientras una me mareaba, la otra me alteraba
los nervios; no tenía sentido. Me gustaba ir a las fiestas con mis amigos y ser feliz, pero al probarlas se me quitaba lo contento y mejor no lo hacía.
“Era una cuestión orgánica, hereditaria porque mi padre jamás tuvo un problema de este tipo pero tampoco fue exento a probarlas. Por la educación que me inculcaron y la genética nunca han existido este tipo de problemas de adicciones en mi familia. También se lo agradezco a la fiesta brava porque uno como torero debe de llevar una vida recta si no sale el toro sale y te pone en tu sitio. Lo mío siempre fue el vino, el whisky pero las drogas casi no; a estas alturas ya no estuviera en este mundo”, finalizó.
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